No sé si ha sido más difícil dar el paso de abrir este blog o lo va a ser ahora. Dar el paso de escribir lo que siento, a modo de diario, y exhibirlo ante los posibles lectores no tiene más motivo que poder descargar todo el peso de mi corazón, que últimamente no está demasiado bien...
Demasiados sucesos, todos juntos en el tiempo, imprevistos y no queridos han hecho que toque fondo. Ya han pasado varios meses, y aunque pueda parecer que estoy mejor, la verdad es que siento que no es así. Poco a poco espero poder ir contando todo aquello que me ha llevado hasta aquí, y que a través de mis textos podaís conocer a mi verdadero yo. Quizá alguno llegue a asustarse, quizá con vuestros comentarios pueda aliviarme, aprender y evolucionar.
Ya tengo una edad en la que debería tener una estabilidad familiar, profesional y económica. Debería... porque la cruda realidad es que todo eso se ha venido abajo. Y despues de varios meses con muchos altibajos, siento que todo sigue estancado, ni bien, ni mal, sino todo lo contrario... Unos días la alegría predomina en mi vida, y otras la más absoluta tristeza, impotencia y rabia, y una ansiedad incontrolable que me está destrozando. Algunos pensaréis que a todos nos pasa y que puedo exagerar, pero estos altibajos no son sanos, estoy convencida, no con esta intensidad: hoy me como el mundo, y mañana me quiero morir... no, seguro que no es bueno.
Cuando sienta la necesidad escribiré, no sé si una vez a la semana o cada día. Me cuesta mucho confiar en la gente, pero cuando lo hago, lo hago al 100%. Mis confidentes, aquellos que me aliviaban mi corazón y mi alma, ya no están; por distintos motivos han desaparecido de mi vida, y hecho de menos los abrazos y los besos reconfortantes, la seguridad que sentía bajo unos brazos protectores que me hacían sentir: no te preocupes, no pasa nada, aquí estoy, a tu lado. Y ahora siento que las palabras y los sentimientos se amontonan en mi pecho, deseando salir y liberarse y no pueden hacerlo... ese es el motivo de esta aventura de desnudez y exhibición, liberar mi pecho, mi alma y mis pensamientos. No tendré ni los besos ni los abrazos, pero ya supone mucho el poder contarlo, aunque sea al aire.
Y así da comienzo este Diario de la pequeña princesa. Porque siempre me he sentido como tal, una pequeña princesa, querida, mimada y cuidada por los que más me querían. Y sé que mi pequeña princesa sigue viva y quiero que salga, recuperarla y seguir viviendo con ella como tal, princesas de nuestras vidas.
Hasta el próximo capítulo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario